miércoles, 14 de julio de 2010

Te creo, pero no estoy seguro

Casi todos nosotros en ocasiones hemos estado envueltos en mentiras, desde pequeños tomamos la decisión de mentir antes que afrontar los problemas. Nos volvemos los actores más destacados, fingimos tristeza, dolor, sueño y todo lo que se pueda crear para salir de un problema.

Recuerdo que cuando pequeño mi papá llegaba todas las noches a casa, eso era bueno, pero después de la cena...
...no era algo sencillo quedarse ahí, era la hora de decir las tablas de multiplicar. !Ah que fácil¡, pero ahora que estoy mayor y he estudiado mucho, a la edad de 9 años hacer multiplicaciones y divisiones de 5 cifras en adelante y decir las tablas de multiplicar que nadie se aprende es duro. Se que muchos aún no se han aprendido la tabla del 17 y las siguientes menos, cosa que a mí si me tocó hacer.

No es cosa de un papá cruel que quiere atacar a su hijo con cosas que ni él sabe, si no, capacitar a su hijo para que sea mejor el día de mañana. La disciplina es buena, lo digo por experiencia pero al fin de todo ese no es el tema; lo que quiero narrar son las cosas que hacía para evitar ese momento de tortura, por ejemplo, me ponía los dedos en los ojos para que parecieran irritados y poder irme a dormir al darle "lástima" y me dijera esa frase tan dulce... "estas cansado, anda a dormir ya".

Hacer como que se cierran los ojos del sueño y poner cara de enfermo, fingir dolor de estómago y todo lo que se ocurriera para hacer que ese instante pase lo más rápido posible y ¿saben qué? muchas veces lo logré, pero Nuestro Señor Jesús no está interesado en hacer pasar rápido el momento cuando usted le lleva su necesidad o cuando en su palabra le deja escritas tantas promesas.

Jesucristo vino para darnos el alivio que nadie más puede darnos y sus promesas son fieles, aunque nosotros muchas veces dejamos de ver la bendición por nuestra falta de fé o nuestra incredulidad que nos domina. No se preocupe, también le pasó a sus discípulos los hombres que tuvieron la dicha de verle y caminar con él; en el evangelio según San Lucas capítulo 24 se narra como la incredulidad se había adentrado en el corazón de los discípulos al no creer en las palabras de Jesús cuando dijo que al tercer día resucitaría.

Las mujeres iban a aplicarle el perfume (para el muerto) y los discípulos ni si quiera las acompañaron por si acaso se levantaba como había dicho, luego cuando las mujeres llevan la noticia de que el Señor ya no está en su tumba tampoco les creyeron y las tacharon de locas. Así nos pasa a muchos, creemos que la palabra de Dios es puro cuento, que son cosas para viejitos y simples creencias sin efecto comprobable.

La salvación o la condenación no son de dudar, la palabra de Dios nos dice que Jesuscristo es el salvador del mundo, que si confesamos con nuestra boca que Jesucristo es el Señor y creemos en nuestros corazones que Dios le levantó de entre los muertos seremos salvos; creámos hoy y recibamos una salvación por toda la eternidad.

La biblia dice:
Mateo 10:32 »Si ustedes les dicen a otros que son mis seguidores, yo también le diré a mi Padre, que en verdad lo son.
Mateo 10:33 Pero si ustedes le dicen a la gente que no son mis seguidores, yo también le diré a mi Padre que no lo son.
Romanos 10:9 Pues si ustedes reconocen con su propia boca que Jesús es el Señor, y si creen de corazón que Dios lo resucitó, entonces se librarán del castigo que merecen.
(Biblia con traducción al lenguaje actual)

Que nuestra boca confiese a todas sus promesas y delante de nuestra vida que vaya él como cabeza y gozaremos de la paz que solo él puede dar.

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