martes, 20 de julio de 2010

De visita en este mundo

Juan el bautista vivió como quien viene de visita a éste mundo, no sintió el afán de hacer cosas y amontonar riquezas para su vida diaria. Algo muy difícil de hacer hoy día porque estamos plagados de teorías de la prosperidad y un sin fin de influencias competitivas que forman en nosotros la idea de hacer primeros las añadiduras y luego buscar al Señor Jesucristo, ¿a cuántos no les ha tocado dejar de ir al templo por trabajar? ¡ah verdad!, esto es hacer primero las riquezas.

Deberíamos aprender lo que se le enseñó a un hombre desesperado por aprender la mejor manera de vivir, amontonó riquezas y satisfizo su carne pero aún tenía un vacío. Un día decidió ir con un monje que se decía conocía el secreto de la felicidad pero este monje estaba en lo alto de una montaña, el hombre subió a la montaña y al llegar se sorprendió al ver que solo había una mesa y una silla, el monje estaba sentado a un lado de la habitación vacía y el hombre pregunta: ¿monje, dónde estan sus cosas? a lo que el monje responde: ¿dónde están las tuyas? el hombre le dice: ¡pero es que yo solo vine de paso a visitarle! y el monje con una sonrisa le dice: ¡yo también estoy de paso en este mundo!

Todos somos viajeros en este mundo y debemos aprender en poner todo nuestro empeño en las cosas que realmente nos darán el bienestar eterno y no simplemente el bienestar temporal en este mundo, debemos ser conscientes de que habrá un día en que seremos juzgados por la manera en que invertimos nuestro tiempo y que la mejor manera de vivir es 'a la manera de Cristo'...
...predicando el evangelio a todo el mundo, dándo las nuevas de salvación.

Miremos al blanco que es Cristo.

referencia: Mateo 3.1-8
3:1 Por aquel tiempo se presentó Juan Bautista y empezó a predicar en el desierto de Judea;"
3:2 éste era su mensaje: "Renuncien a su mal camino, porque el Reino de los Cielos está cerca.
3:3 Es a Juan a quien se refería el profeta Isaías cuando decía: Una voz grita en el desierto: Preparen un camino al Señor; hagan sus senderos rectos.
3:4 Además de la piel que llevaba colgada de la cintura, Juan no tenía más que un manto hecho de pelo de camello. Su comida eran langostas y miel silvestre.
3:5 Venían a verlo de Jerusalén, de toda la Judea y de la región del Jordán.
3:6 Y además de confesar sus pecados, se hacían bautizar por Juan en el río Jordán.
3:7 Juan vio que un grupo de fariseos y de saduceos habían venido donde él bautizaba, y les dijo: "Raza de víboras, ¿cómo van a pensar que escaparán del castigo que se les viene encima?"
3:8 Muestren los frutos de una sincera conversión, pues de nada les sirve decir: "Abrahán es nuestro padre".

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