Haber haber haber, ¿quién de nosotros alguna vez se ha enojado? todos nos hemos enojado alguna vez por supuesto. Pero ¿alguna vez nos hemos detenido a pensar en las consecuencias que tiene el enojarse? si lo hemos hecho que bueno porque así vamos a ser mejores a la hora de actuar en el momento del enojo.
Algunos quizá le hayan dicho: "no te enojes que ya sos cristiano", y esa afirmación es cierta pero en la parte de que ya somos cristianos, pero en que no tenemos derecho a enojarnos está mal porque el enojarse es algo muy natural del ser humano y es una algo que recibimos de Dios.
La biblia nos manda a controlar el enojo, no prohíbe que lo tengamos. En Efesios 4.26 dice: "Airaos, y no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo;", por lo que concluir en que podemos enojarnos y hasta airarnos no es pecado, lo que sí constituye pecado es el hecho de llegar a la noche (se ponga el sol) y seguir enojado y dejar que el problema se lleve hasta otro día porque estaríamos desobedeciendo lo que establece la palabra de Dios.
Otro problema con el enojo son las consecuencias que podría traer la acción que tomemos en ese momento. Por ejemplo, una de las consecuencias podría ser como el caso de Moisés al golpear la roca para dar el agua al pueblo de Israel en el desierto, cuando Dios le había dicho que le hablara a la roca. Consecuencia de ésta acción fué el no entrar en la tierra prometida.
Las consecuencias de nuestro enojo pueden ser tan fatales como una historia que escuché hace mucho, se las voy a parafrasear:
"Un padre estricto y riguroso tenía una estatua que había ganado en un campeonato de fútbol, la limpiaba a diario y la veía con admiración, recordaba el momento en que la ganó, recordaba que era el trofeo de su último partido, verla era volver a sentir la gloria.
Su hijo de apenas 5 años un domingo por la tarde jugaba con su pelota en el patio de su casa con unos amigos, ese día ganaron el partido y entró feliz a la casa a contarle a sus padres lo que había sucedido, sus padres estaban viendo la television en la sala. El niño entró emosionado con la pelota en sus manos dirigiendo su mirada justo a a sus papito, corrió y de pronto se escuchó el ruido de la estatua partiéndose en dos por el suelo.
Era la estatua de su papá, la acababa de limpiar y la había dejado en el suelo. El niño se asustó y su padre con gran enojo se apresuró a golpearlo y en su momento de furia tomó un cuchillo y cortó los pies del niño porque con sus pies botó la estatua.
El niño lloró, recibió la atención médica y pasados los días el niño volvió a casa. Vió a su papito y al verlo sonrió, su padre lo tomó en sus brazos y el niño con una mirada tierna y amorosa le dijo: ¡papito ya no lo volveré a hacer, de hoy en adelante me voy a fijar bien por donde camino, pero por favor devuélmeme mis piesitos!"
Realmente hay cosas terribles que podemos hacer en los momentos de enojo desenfrenado, cosas de las cuales tarde o temprano vamos a arrepentirnos y que solo pueden ser evitadas si dejamos que Dios tome el control de nuestras acciones y de todos nuestros sentimientos. La biblia dice en Santiago 4.7: "Sed pues sujetos a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros."
No dejemos que Satanás tome el control de nuestras vidas en los momentos de enojo, sometamos nuestras vidas a cada momento a la voluntad de Dios y nos evitaremos de hacer lo peor.
Algunos quizá le hayan dicho: "no te enojes que ya sos cristiano", y esa afirmación es cierta pero en la parte de que ya somos cristianos, pero en que no tenemos derecho a enojarnos está mal porque el enojarse es algo muy natural del ser humano y es una algo que recibimos de Dios.
La biblia nos manda a controlar el enojo, no prohíbe que lo tengamos. En Efesios 4.26 dice: "Airaos, y no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo;", por lo que concluir en que podemos enojarnos y hasta airarnos no es pecado, lo que sí constituye pecado es el hecho de llegar a la noche (se ponga el sol) y seguir enojado y dejar que el problema se lleve hasta otro día porque estaríamos desobedeciendo lo que establece la palabra de Dios.
Otro problema con el enojo son las consecuencias que podría traer la acción que tomemos en ese momento. Por ejemplo, una de las consecuencias podría ser como el caso de Moisés al golpear la roca para dar el agua al pueblo de Israel en el desierto, cuando Dios le había dicho que le hablara a la roca. Consecuencia de ésta acción fué el no entrar en la tierra prometida.
Las consecuencias de nuestro enojo pueden ser tan fatales como una historia que escuché hace mucho, se las voy a parafrasear:
"Un padre estricto y riguroso tenía una estatua que había ganado en un campeonato de fútbol, la limpiaba a diario y la veía con admiración, recordaba el momento en que la ganó, recordaba que era el trofeo de su último partido, verla era volver a sentir la gloria.
Su hijo de apenas 5 años un domingo por la tarde jugaba con su pelota en el patio de su casa con unos amigos, ese día ganaron el partido y entró feliz a la casa a contarle a sus padres lo que había sucedido, sus padres estaban viendo la television en la sala. El niño entró emosionado con la pelota en sus manos dirigiendo su mirada justo a a sus papito, corrió y de pronto se escuchó el ruido de la estatua partiéndose en dos por el suelo.
Era la estatua de su papá, la acababa de limpiar y la había dejado en el suelo. El niño se asustó y su padre con gran enojo se apresuró a golpearlo y en su momento de furia tomó un cuchillo y cortó los pies del niño porque con sus pies botó la estatua.
El niño lloró, recibió la atención médica y pasados los días el niño volvió a casa. Vió a su papito y al verlo sonrió, su padre lo tomó en sus brazos y el niño con una mirada tierna y amorosa le dijo: ¡papito ya no lo volveré a hacer, de hoy en adelante me voy a fijar bien por donde camino, pero por favor devuélmeme mis piesitos!"
Realmente hay cosas terribles que podemos hacer en los momentos de enojo desenfrenado, cosas de las cuales tarde o temprano vamos a arrepentirnos y que solo pueden ser evitadas si dejamos que Dios tome el control de nuestras acciones y de todos nuestros sentimientos. La biblia dice en Santiago 4.7: "Sed pues sujetos a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros."
No dejemos que Satanás tome el control de nuestras vidas en los momentos de enojo, sometamos nuestras vidas a cada momento a la voluntad de Dios y nos evitaremos de hacer lo peor.
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